Seneca, el forastero.

Seneca llegò a la Villa cuando todavìa era pequeño, su acento de extranjero lo conserva hoy en día y quizá por ello llame mucho la atención de Rosita.

Seneca es muy voluntario para realizar pequeños trabajos que le ordenan los comerciantes del lugar, por ello ha podido comprarse las botitas que tanto deseaba, las cuales le protegen del invierno, del otoño, del verano y de la primavera, ¡eh sí! porque siempre debe andar de prisa y corriendo por toda la Villa trabajando bajo el sol y la lluvia.

Seneca es un buen chico.

¿Quieren saber una cosa?

Un día Seneca estaba tranquilo esperando la hora de la escue-

la hasta que apareció Serafín, tímido como es, empezó ha

hablarle de Rosita pués le llevaba un mensaje de su amiga.

Serafín le recomendo a Seneca que se sentara pués el

mensaje prodría dejarlo sin respiro.

Quién sabe que le habrá dicho, que desde ese día Seneca

evita a toda costa de pasar delande de la panaderia del

padre de Rosita y cuando de plano no puede evitarlo por

un mandado sus orejas se le vuelven rojas, rojas

de la pena.

¡Ah canija Rosita!

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